lunes, 26 de enero de 2009

1984


Eduardo era un crío con suerte, bueno yo también era un crío con suerte, con ángel,

Como decía la señora Ana, la portera del edificio en que vivíamos.

Parecía que nada podía dañarle éramos crios movidos, de la calle, la calle nos cubría

Con el manto protector de los que tienen suerte.

Ya con doce años empezamos a fumar éramos precoces en todo, pero mas en lo malo.


Las aventuras nos hacían viajar en una alfombra mágica yo quería fumar, José ramón

Por supuesto, Eduardo no lo tenía tan claro.era como la voz disuasoria como un pepito

Grillo concienzudo y paciente.

Después de muchos años Eduardo resulto ser el más listo, el que tenía las cosas claras,

Nosotros nos copiábamos las conductas unos a otros sin malicia pero sin personalidad.

Aparecieron años después las drogas en nuestras vidas, todo lo hicimos juntos el

Alcohol, los porros, la cocaína, el LSD, todo divertidamente trágico. Curiosamente

Eduardo desapareció, a mi me pareció que desaparecía, mejor dicho no le podía oír.

El permaneció paciente, esperando que cesara aquel oleaje de desamor, sexo y drogas.

De repente apareció el verdadero Eduardo, el que supo explicar todo el sufrimiento

A las madres desesperadas, el que guió a cada uno, el que me abrió a mí personalmente

La puerta del amor, ese extraño personaje que todos conocemos y a quien raras veces escuchamos. Eduardo, era………………………

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