Los días amargos, son preámbulo de noches de cuchillo.
En la oscuridad los pensamientos atacan con dagas irónicas.
Desordenados, con saña.
Un rejoneador descarna mi sueño a puyazos.
Solo un hilo de luz podrá mostrar mi carne extenuada de silencios.
Mientras, mi yo esotérico se reivindica cubierto de las fibras que me muestran.
¡Quieres dejar de ser un necio ¡
Entre los espasmos involuntarios de mis extremidades, un carrusel de almas anuncian
Escenas de mi futuro.
El insomnio devora los minutos oníricos de mi muerte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario